28 de abril de 2013

Un mundo deshumanizado

          En un mundo donde la obsesión por la especialización y la ciencia tecnológica se han convertido en la directriz vital de todo ciudadano del siglo XXI que se precie, las Humanidades han quedado relegadas a un segundo plano, como una disciplina mirada con desdén por quienes ostentan el cetro de la modernidad y el avance que supone la revolución tecnológica que venimos viviendo en los últimos años. Si consideramos la poca atención que se presta a las asignaturas de Literatura, Filosofía o Historia en los sistemas educativos, sin hablar de carreras universitarias tan despreciadas como puede ser la de Historia del Arte, constatamos la poca importancia que se da a estas disciplinas, pilares fundamentales del desarrollo social e intelectual y, gracias a las cuales, se ha ido construyendo a lo largo de la historia la sociedad en la que vivimos.
La escuela de Atenas (fragmento) de Rafael, (1510-1511)
         Es difícilmente comprensible la existencia del Estado moderno sin conocer a Maquiavelo o Rousseau. Asimismo es imposible tener un conocimiento básico de lo que es la democracia (término tan usado y desvirtuado hoy en día), sin haber leído a Platón. ¿Cómo vamos a ser capaces de entender lo que significa y debe ser la división de poderes sin saber, ni de oídas, las teorías de Montesquieu? Los conceptos básicos que rigen nuestra sociedad, gracias a los cuales vivimos en mayor o menos grado de libertad, nos han sido otorgados gracias a la Filosofía. Conceptos que hoy nos parecen tan obvios como la Justicia, la Libertad, la tan hoy mencionada "desobediencia civil" o el existencialismo son conceptos que desarrollaron Aristóteles, Stuart Mill, Thoreau o Sartre y que se utilizan hoy en día sin tener un conocimiento concreto de lo que significan. Sin el saber necesario sobre estas materias, la sociedad es fácilmente manipulable, fácilmente influenciable. La Filosofía ayuda a cuestionar a los demás y a uno mismo, a ser inconformista y exigente. Es un requisito indispensable para poder conocerse a uno mismo, a los demás y para entender y descubrir el mundo que nos rodea, a menudo oculto por quienes no quieren que sea visto.