Los últimos acontecimientos
desencadenados por las declaraciones del ex tesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas, han desatado, una vez más, la
indignación ciudadana. Los comentarios al respecto han corrido como la pólvora
por internet, proponiendo una manifestación para el jueves 18 en las sedes del
PP de toda España con la intención de que el Presidente del Gobierno se vea
forzado a dimitir. La manifestación lleva por nombre “Barbacoa Desituyente”, en
clara y chistosa relación a los chorizos que, sin duda, hay en España y, según
parece, en el Partido Popular.
Si nos fijamos un poco en las
redes sociales, veremos que las menciones de “Rajoy dimisión” o “Que se vaya la
mafia” abundan por doquier, pero cuando llega el momento de manifestarse en la
calle, el número de manifestantes es mucho menor. La cantidad de gracietas
ocurrentes sobre los chorizos y los políticos en la redes es abrumadora, lo que
hace pensar que la indignación entre los ciudadanos está alcanzando unas cotas
asombrosas. Sin embargo la realidad es muy distinta, y las manifestaciones en
la calle son cada vez menos apoyada por los ciudadanos, que prefieren quedarse
en casa como si la dimisión de un presidente se pudiera forzar a golpe de “hashtag”.
Cartel de la convocatoria del 18J |
Esta obsesión por ser “el más
gracioso de la red” nos lleva a que los movimientos ciudadanos, que hoy se
convocan a través de las redes, sean cada vez más absurdos y sin sentido. La
próxima manifestación del jueves 18, la llamada “Barbacoa destituyente” es un
ejemplo de ello. Frente a la escandalosa situación que supone que un presidente
del Gobierno, la máxima autoridad del Estado, haya apoyado a un ladrón y que
puede, incluso, haber recibido dinero ilegal, no hace que la gente salga
indignada a la calle para que su presidente dé explicaciones o llegue a dimitir
como han hecho en Brasil o Turquía, sino que aquí, lo más ocurrente, es salir a
la calle con pegatinas de chorizos llegando incluso a proponer que se realicen
barbacoas ante la sede del Partido Popular.
Si esta es la forma que los
españoles tienen de mostrar su indignación ante la corrupción política que está
dejando al país en la ruina es que algo anda muy mal en esta sociedad. Por
supuesto, las manifestaciones no tienen por qué ser una procesión, pero una
cosa es que el ambiente sea festivo y reivindicativo, y otra que se convierta en
una fiesta a la que la gente va a pasar el rato y comer chorizos.
Estas manifestaciones ya no
tienen nada que ver con las que se convocaban hace un año ante el Congreso de
los diputados y a las que la gente iba en serio, porque estaba realmente
molesta con un Gobierno que, no sólo recortaba sus derechos, sino que encima
exigía sacrificios mientras (como ahora se ha visto), ellos se lo llevaban en
negro. Lo único que consigue esta “manifestación-barbacoa” es que ante el mundo
nos vean de forma ridícula y ni siquiera el Gobierno nos tome en serio. Como
gesto divertido está bien, pero hacer de la gracia de los chorizos el punto
central de una manifestación, es el colmo de una sociedad pasiva y acomodada.
Desde luego, nos queda mucho
que aprender de los movimientos sociales y el sentimiento ciudadanos de otros
países.
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