19 de julio de 2013

Militancia y Justicia

El Presidente del Tribunal Constitucional,
Francisco Pérez de los Cobos
El escándalo de la militancia del Presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, en el Partido Popular no está teniendo, incomprensiblemente, la atención que merece por parte de la ciudadanía. El hecho de que el Presidente del Tribunal Constitucional muestre una clara militancia hacia un partido político (el PP en este caso) es de una gravedad tan grande que parece mentira que no se haya movilizado una enorme sector de la sociedad para protestar contra este magistrado que, encima, muestra con orgullo su militancia.
El Tribunal Constitucional es el máximo intérprete de la Constitución, es él quien dice qué leyes y actos están de acuerdo con la ley española o cuáles la están violando. Es este órgano quien debe velar por que la Constitución sea cumplida, porque los derechos de los españoles no sean vulnerados. Es, por así decirlo, quien tiene en sus manos que las leyes se adapten a la Constitución o no. Teniendo en cuenta esto, la independencia de los jueces que integran este tribunal es de una importancia absoluta, pues es en ellos en quienes recae la responsabilidad de velar por el Estado de Derecho. El hecho de que el presidente del Tribunal Constitucional esté en connivencia con un partido político tiene como riesgo que las leyes que dicta el Gobierno del PP, puedan no ser nunca declaradas inconstitucionales, ya que los intereses del Gobierno y el Tribunal son los mismos.
Leyes como la de no permitir a lesbianas o madres solteras a disfrutar de una reproducción asistida, que a todas luces viola el derecho a la no discriminación, podrían ser declaradas constitucionales por el Tribunal Constitucional si así lo deseara interpretar. Y lo mismo pasaría con las leyes educativas, sanitarias o laborales que está imponiendo el PP. La Justicia, y ella defendida por el Derecho, es el valor más importante para que los derechos de los ciudadanos estén asegurados. La Sanidad, la Educación o las condiciones laborales son también de una gran importancia, pero debemos tener en cuenta que sin Justicia, ninguno de esos derechos están garantizados, de ahí la importancia de una justicia imparcial.
Resulta vergonzoso no sólo ver cómo el juez que representa el máximo aval del Estado democrático afirme que es militante de un partido político y que encima se niegue a dimitir, sino ver también a ministros como Gallardón defendiendo la labor de este hombre, que está claramente en oposición a lo que dice la Constitución Española:

Artículo 127. 1. Los Jueces y Magistrados así como los Fiscales, mientras se hallen en activo, no podrán desempeñar otros cargos públicos, ni pertenecer a partidos políticos o sindicatos.

Es evidente que, tanto el ministro como el juez actúan contra la legalidad. Sin embargo, si esta actitud del presidente del Tribunal Constitucional se pusiera en tela de juicio y fuera juzgada, el máximo responsable de establecer si la militancia es legal o no, sería el propio Tribunal Constitucional, de ahí la gravedad del asunto. Que el encargado de garantizar el cumplimiento de la Constitución Española sea una juez que se encuentra entre las filas del Partido Popular es un atentado contra el principio más básico de la democracia y de los derechos de los ciudadanos. Este asunto es mucho más importante que la corrupción del Gobierno de Mariano Rajoy, mucho más que la reforma Sanitara y mucho más que los recortes educativos, y lo es porque, en última instancia, todos dependen del Tribunal Constitucional.

Si permitimos que un militante de un partido político, sea el que sea, de izquierdas o derechas, forme parte de un órgano tan importante como es el Tribunal Constitucional, no sólo la justicia no existirá en España, sino que lo injusto pasará a ser lo justo.

16 de julio de 2013

Caricatura de una manifestación

Los últimos acontecimientos desencadenados por las declaraciones del ex tesorero del Partido Popular,  Luis Bárcenas, han desatado, una vez más, la indignación ciudadana. Los comentarios al respecto han corrido como la pólvora por internet, proponiendo una manifestación para el jueves 18 en las sedes del PP de toda España con la intención de que el Presidente del Gobierno se vea forzado a dimitir. La manifestación lleva por nombre “Barbacoa Desituyente”, en clara y chistosa relación a los chorizos que, sin duda, hay en España y, según parece, en el Partido Popular.
Si nos fijamos un poco en las redes sociales, veremos que las menciones de “Rajoy dimisión” o “Que se vaya la mafia” abundan por doquier, pero cuando llega el momento de manifestarse en la calle, el número de manifestantes es mucho menor. La cantidad de gracietas ocurrentes sobre los chorizos y los políticos en la redes es abrumadora, lo que hace pensar que la indignación entre los ciudadanos está alcanzando unas cotas asombrosas. Sin embargo la realidad es muy distinta, y las manifestaciones en la calle son cada vez menos apoyada por los ciudadanos, que prefieren quedarse en casa como si la dimisión de un presidente se pudiera forzar a golpe de “hashtag”.

3 de julio de 2013

Google, el ojo que todo lo ve


       Al igual que las novelas de Julio Verne fueron precursoras de algunos de los inventos más importantes del siglo XX, la que escribió el británico George Orwell titulada 1984 se ha revelado como la profetización del Estado autoritario impuesto con el beneplácito de la sociedad. El hecho de que haya salido a la luz que compañías como Apple o Facebook proporcionen los datos de sus millones de usuarios para actividades de espionaje es un escándalo que afecta directamente a la libertad individual de cada uno de sus usuarios. El hecho de que la Agencia de Seguridad estadounidense haya acumulado, de forma ilícita, datos de los millones de usuarios de las redes sociales es algo más propio de la KBG que de un país que se supone el paradigma de la libertad.
           Bajo la milimétricamente estudiada imagen de seriedad de Apple, o los divertidos colores del logo de Google (que nos vende ahora su mundo perfecto con películas como “Los becarios”) se encuentra una enorme maquinaria de control de la sociedad. Esta trabajada imagen de cercanía, seriedad y profesionalidad es la que hace que mucha gente no se dé cuenta del problema que supone para el desarrollo de una sociedad libre el que una órgano tenga un historial completo de lo que hacemos a través de la red. Las ideas políticas, las preferencias sexuales, las transacciones bancarias, las inquietudes y deseos… Todo ello queda registrado en un sistema que puede controlarnos sin que nosotros nos demos apenas cuenta, con las consecuencias que todo ello conlleva.

Información a medias para una falsa realidad

Acostumbrados como estamos a que la prensa y, sobre todo, la televisión nos den una visión "masticada" de la realidad, este pequeño artículo, sin ser demasiado extenso, pretende, modestamente, ejemplificar cómo los medios manipulan y sesgan la información tratando de engañarnos y dirigir nuestra forma de pensar ocultándonos información.
Hugo Chávez en las
Naciones Unidas en 2006
Prácticamente todos hemos visto el vídeo de Hugo Chávez en el que, durante un discurso pronunciado en la Asamblea de las Naciones Unidas de 2006, llamaba al por entonces presidente de los Estados Unidos, George W. Bush "diablo" que había dejado "olor a azufre" en la tribuna. El vídeo, de apenas unos minutos, corrió por internet como la pólvora, apareciendo en medios de radio y televisión que se mofaban de la intervención del ya fallecido presidente de Venezuela. Esa es la imagen que todo el mundo retuvo de Chávez gracias a los medios, la de un simple bufón. Sin embargo, la intervención duró veinticinco minutos en los cuales se denunciaba la política imperialista de Estados Unidos y los estragos que producía a muchos países del mundo.
Al margen de las afinidades políticas e ideológicas que uno pueda tener, es conveniente que, al igual que podemos ver un discurso de Barack Obama o de Mariano Rajoy (discursos que sí reproducirán los medios), lo hagamos también con los demás líderes con el fin de poder valorar, al menos, todos los puntos de vista. ¿En realidad alguien piensa que la intervención anteriormente citada se limitó a llamar "diablo" a Bush? ¿Cree alguien de verdad que detrás de un discurso pronunciado ante todos los líderes del mundo no hay nada más? Estoy seguro de que, si el lector dedica un poco de tiempo a escuchar la intervención de Chávez, acabe teniendo una visión muy diferente de la que nos han mostrado los medios. Como digo, no es necesario estar de acuerdo con su forma de pensar pero, sin duda, la imagen de persona ruda e inculta que se ha presentado a la opinión pública, quedará por los suelos.