15 de mayo de 2013

El sesgo conservador de Televisión Española


La evidente manipulación a la que está siendo sometida la sociedad española a través del canal de Televisión Española pública está alcanzando cotas alarmantes. La televisión pública (mantenida con el dinero de todos) es un derecho al que todos los ciudadanos deben tener acceso, pero ésta debe proporcionar una información objetiva. Si bien es cierto que es difícil alcanzar la objetividad plena, esto no puede servir de excusa para emitir unos contenidos informativos que sirvan a los intereses del Gobierno de turno, como es el caso del Partido Popular en la actualidad. Radio Televisión Española es un servicio que sufragan todos los contribuyentes y, por tanto, éstos tienen derecho a que la información que se les proporcione sea veraz, sin ningún sesgo político y sin ocultar información, con la intención de que la sociedad sea consciente de la realidad en la que vive. A pesar de ello, durante el Gobierno del Partido Popular, éste servicio público entendido como un instrumento al servicio de los ciudadanos, ha sufrido un enorme revés.
La ley de 2006 establecía un mínimo consenso en la elección del Presidente de RTVE, ya que exigía los dos tercios del Congreso para su aprobación. Sin embargo, el Partido Popular decidió acabar en 2012 con esta ley pasando a bastar la mayoría absoluta del Parlamento a la hora de elegir al máximo dirigente de la televisión pública española, con lo que se aseguraba el control total de RTVE, ya que con la reforma podría elegir a quien quisiera como presidente sin necesidad de negociar. ¿Por qué llevó el Partido Popular a cabo esta reforma? No parece que haya sido con intención de mejorar la imparcialidad (obligatoria en un servicio  público) de sus informativos, ya que si se exige consenso, necesariamente habrá cierta pluralidad. A todas luces se ve que la reforma estuvo hecha con el fin de controlar ideológicamente el canal de información público. Sea como fuere, tras la reforma y nueva formación del Consejo de RTVE, éste eligió como director de los servicios informativos a  Julio Somoano, ex presidente de informativos e Telemadrid. Cabe preguntarse si la persona más indicada para presidir un canal  de televisión público en el que debe primar la imparcialidad, es alguien cuya tesis doctoral se titula “Estrategia decomunicación para el triunfo del Partido Popular en las próximas elecciones generales”.
Julio Somoano, director de informativos de TVE
Desde el partido popular se aseguró que no había injerencias políticas en la elección de Somoano como director de informativos de TVE, pero un año después, vemos que las injerencias en los informativos de TVE no son sólo políticas, sino también ideológicas. En evidencia quedó la imparcialidad de TVE hace dos semanas cuando el propio Consejo de Informativos denunciaba la manipulación de lasinformaciones vertidas en “Informe Semanal” donde, tratando los escraches, se daba voz únicamente a personas que se oponían a estas acciones. Por otra parte, la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, Ada Colau, denunció el veto que ejerció sobre ella La2 al no emitir la entrevista que la habían realizado aduciendo que los escraches habían tomado un cariz “político”. Incluso la propia presentadora de los informativos, Ana Blanco, ha denunciado que se obviaban las oposiciones a la Ley de Costas en los contenidos emitidos.
Sin embargo, la manipulación ha adquirido ya un carácter grotesco en las últimas semanas con la afirmación, en los propios informativos, de que rezar ante un altar puede aliviar la ansiedad de quedarse sin paro, o del reportaje que animaba a los padres a aconsejar a sus hijos no vestir ropa “sexy” para no provocar. El carácter político ha dado paso a un descarado carácter ideológico en los contenidos de TVE. Cada vez queda más patente la intención del canal público de inculcar una moral e ideología determinada en sus espectadores, fruto de las intenciones del Gobierno de emplear la cadena pública como un instrumento de manipulación y adoctrinamiento propio de la sociedad de hace cincuenta años. Es evidente el peso que tiene la Iglesia en le Gobierno de Mariano Rajoy, cuyo ejecutivo, a través de diversas medidas, pretende inculcar ideologías y dejar fuera de la ley determinados actos que son más reprobables a ojos de la Conferencia Episcopal que a los de un Estado de Derecho.
Manipular información u ocultar partes de ésta es uno de los actos más antidemocráticos que un medio de comunicación puede llevar a cabo, más aún si se trata de un medio público, supuesto en el que cabría pensar si no se está produciendo una acción inconstitucional. Uno de los elementos más poderosos que existen es la información, algo que el Gobierno del Partido Popular sabe muy bien y por ello se apresuró a asegurarse el control de TVE con la reforma de la ley. Sabe que si no se muestran las declaraciones de los manifestantes, los espectadores no serán conscientes de éstas, pero sí que verán cómo los líderes políticos tildan de nazis y terroristas los mismos. Mostrando sólo la parte negativa de las protestas y eliminando las opiniones que difieren de las suyas, se aseguran que la sociedad se mantenga con miedo y desinformada para que no haya oposición a sus políticas. Los ciudadanos deben exigir una televisión pública independiente que proporcione información objetiva y veraz, ya que con una televisión manipulada como la actual, la democracia está abocada al fracaso.

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