Podemos afirmar que existen,
básicamente, dos modelos de sistema: por una lado tenemos el capitalismo, y por
otro el socialismo y el comunismo. Si tenemos en cuenta cuáles son los valores
que sustentan estas ideologías, veremos que en el primero, en el sistema
capitalista neoliberal, el valor fundamental, al menos en apariencia, es la
libertad, mientras que en el socialista o comunista es la igualdad.
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Libertad, igualdad, fraternidad,
lema de la Revolución Francesa |
Según nos dice el capitalismo
neoliberal, la libertad es imposible si existe un Estado que coarte la
actividad económica de las empresas, por ejemplo, de un país. Es decir, el
Estado debe dejar hacer con total libertad y no inmiscuirse en las actividades
económicas de las empresas. Por tanto, esta es la libertad que el sistema
neoliberal defiende: la libertad por encima de todo, sin cortapisas. Ahora
bien, debemos ver las consecuencias que conlleva esta libertad, porque no hace
falta reflexionar demasiado para darse cuenta de que esta libertad total va en
contra del mismo principio supremo que defiende. Por todos es conocida la frase
“mi libertad acaba donde empieza la libertad del otro”. Esto quiere decir que,
si bien yo soy libre, lo soy hasta el punto en que no perjudique a otra
persona, que debe tener tanta libertad como yo. Por tanto, la libertad no puede
ser total, ya que ese dejar hacer sin límites puede dañar a otras personas que
también deben ser libres. Por poner un ejemplo simplificado vamos a suponer que
en una sociedad existe libertad total y a una persona se le antoja hacer un
experimento científico probando en otras personas y sin su consentimiento un
medicamento del que no se saben sus efectos secundarios ¿No debería haber alguien
o algo que regulara que la libertad de los demás se respete? ¿No debe existir
un órgano que “regule” la libertad?
Este ejemplo de “cobayas humanas”
por muy exagerado que parezca, los llevan a cabo hoy en día las empresas
farmacéuticas pero, por poner un ejemplo que nos toque más de cerca, podemos
hablar de la situación actual en España y en la mayoría de países europeos
mediterráneos. Quienes defienden el sistema neoliberal son partidarios de dar
cada vez más libertad a las empresas en materia de despido: demos más libertad
para despedir, que las empresas sabrán actuar éticamente. Sin embargo, esto
afecta dramáticamente a las personas que trabajan, pues quedarán sin trabajo y
sin posibilidad de subsistir. Podrá decirse que una empresa, si tiene pérdidas
es normal que despida trabajadores, pero no se puede hacer sin tener en cuenta
la indemnización que ello debe conllevar y mucho menos si tenemos en cuenta que
la empresa, generalmente, no despedirá por tener pérdidas, sino por no tener
los beneficios que desea. Las consecuencias de esta libertad neoliberal se han
visto hace poco en cómo empresas como Inditex o Primark, amparadas en esta
libertad empresarial, explotaban en condiciones infrahumanas a trabajadores de
Blangladesh.